Los errores cometidos en la transición de la educación presencial a en línea
Los estudios anteriores revelan que un gran porcentaje de maestros recibieron poca o nula capacitación durante los primeros meses de la pandemia, por ello, es común que muchos docentes simplemente hayan replicado en línea lo mismo que harían en una clase presencial, sin tomar en cuenta que la enseñanza en línea requiere un enfoque diferente. Entre más tradicional sea un docente mayor es la probabilidad de que ni siquiera haya tomado una clase en línea por lo que es normal tratar de aferrarse a lo que domina. No se trata de llevar la misma clase presencial al entorno virtual, se requiere incluir actividades asincrónicas y sincrónicas, repensar los tiempos de clase, las actividades a realizar y la evaluación. El maestro tiene que ser flexible y reconocer que la estructura controlada de una escuela no se puede replicar en línea.
Querer mantener la misma rutina presencial en los entornos online es ignorar una serie
de preocupaciones de equidad en torno al acceso a la tecnología, además de que
va en contra de las mejores prácticas basadas en la investigación para el
aprendizaje en línea. Es imposible creer que los alumnos pueden estar frente a
la computadora durante siete horas seguidas, especialmente asumiendo que en
casa hay un equipo para cada miembro de la familia y la banda ancha necesaria
para soportar las diferentes actividades que se realizan hoy en día en línea.
La realidad es que la educación en línea es más que una
pantalla con acceso a internet. Para que el docente tenga éxito enseñando en
una modalidad en línea, debe saber cómo crear y ofrecer lecciones atractivas
para este entorno y que los alumnos tengan las habilidades de alfabetización
digital para acceder a ellas. Es aquí donde se refleja la gran brecha de
aprendizaje entre alumnos de nivel básico y los alumnos de educación superior.
Los más pequeños no tienen la habilidad de aprendizaje
independiente, la capacidad de atención o la madurez socioemocional para
aprender por largos periodos de tiempo en entornos de aprendizaje virtual, ni
la habilidad de resolver problemas técnicos que se puedan presentar. Los
estudiantes de secundaria, e incluso bachillerato, no están mejor ya que en
muchos casos son ellos los que estén acompañando a los más pequeños ayudándolos
en sus clases mientras sus padres trabajan.
La investigación también reveló que los maestros se están concentrando
en enseñar matemáticas, lectura y comunicación, dejando de lado muchas otras
áreas importantes. Esto se debe a que estas materias se ven como habilidades y
competencias que servirán en un futuro para desarrollarse en otras áreas.
Además, los estudiantes están aprendiendo menos contenido ya que no es lo mismo
seguir un plan de estudios en clase que en la casa. Esto sin mencionar aquellos
alumnos que no tienen los recursos ni habilidades tecnológicas necesarias para
continuar aprendiendo desde casa.
El mayor reto es saber si la capacitación, el método de aprendizaje, la
infraestructura tecnológica y la adaptación de los maestros y las instituciones
fue suficiente en estos meses para garantizar que los graduados, de cualquier
nivel, recibieron el conocimiento adecuado para pasar a la siguiente etapa
estudiantil.
Con la llegada del COVID-19 queda claro que en el futuro se deben
realizar cambios para la formación docente. Los maestros necesitan tener
los conocimientos sobre las metodologías de enseñanza y el uso de las
tecnologías para pasar de una enseñanza presencial a online. Por su
parte, las nuevas generaciones son nativos digitales y están creciendo en la
Cuarta Revolución Industrial por lo que su adaptación a la educación en línea
se convierte en una habilidad necesaria. Es indispensable capacitar a los
docentes constantemente para que dominen nuevas tecnologías y ayudar a sus
alumnos a superar los retos que trae la era digital.
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