Referencia a los conceptos, corrientes, momentos, elementos, tipos y tendencias revisadas hasta este momento en el curso
El maestro quiere enseñar bien y el alumno quiere aprender lo que le enseña el maestro. Pero eso no sería más que un acto de buena voluntad por nuestra parte y también una muestra de ingenuidad.
Porque si hiciésemos una encuesta a pie de aula –a los padres, a los
alumnos- sobre cómo se aprenden las Ciencias Sociales, la inmensa mayoría nos
respondería: “estudiando, memorizando”, “solo deben aprenderse batallas,
fechas, reyes, ríos. Y si les sugiriésemos que los profesores tenemos en
nuestras manos la posibilidad de formar a personas estratégicas, ciudadanos con
pensamiento crítico y reflexivo, la mayoría se reiría.
La respuesta a estas preguntas está en la imperiosa necesidad de que los
docentes aprendan a enseñar y que esa enseñanza conlleve de
forma intrínseca al aprendizaje de sus alumnos.
Para ello es necesario formarse, fundamentar los propios conocimientos
en los estudios y aportaciones de los expertos en educación, y adquirir la
pericia suficiente para materializarlos en las aulas. En eso consiste la
formación de un verdadero docente. Y eso es lo que trabajamos continuamente en
nuestro departamento “teoría + práctica= formación completa”.
La sociedad del conocimiento exige cambios en los paradigmas educativos
que superen las ofertas curriculares basadas en conocimientos enciclopédicos y
eruditos centrados en la transmisión de conocimientos.
Hasta hace poco el uso didáctico de la realidad digital se ha centrado
principalmente en su utilización como recurso complementario -ilustrar ideas o
apoyar explicaciones o complementarlas- en las clases, más que como medio para
que el alumnado trabaje el desarrollo de sus capacidades,
procedimientos, actitudes y quizá, sobre todo, sus competencias. No obstante,
ya se ha comenzado a trabajar en esta nueva perspectiva, pero todavía queda
mucho por hacer.
Jan Amos Comenius (en checo, Komenský) nació el 28 de marzo
de 1592 en Moravia, región de la actual República Checa. Considerado el
fundador de la pedagogía moderna.
El sistema escolar de la época se encontraba en un estado
deplorable. Por ejemplo, solo a los varones se les consideraba dignos de
recibir educación, aunque se excluía a los que nacían en la pobreza. La
instrucción en las aulas consistía principalmente en llenar la cabeza de los
estudiantes con sintaxis, palabras y frases del latín. ¿Por qué razón? Porque
la Iglesia Católica controlaba la mayoría de las escuelas del medievo, y dado
que la liturgia se celebraba en latín, era fundamental la enseñanza de esta
lengua para asegurar una provisión constante de futuros sacerdotes. Además, no
se daba atención alguna a fijar objetivos concretos en el aprendizaje, ni
tampoco la educación que recibían los alumnos les ayudaba a pasar
progresivamente de lo sencillo a lo complicado. La disciplina era severa, en
ocasiones incluso cruel, y el ambiente moral, degradado. Comenius no fue el
primero que defendió la necesidad de una reforma educativa.
Su finalidad fue establecer un sistema de enseñanza
progresivo del que todo el mundo pudiera disfrutar. Decía que a los niños se
les debía enseñar gradualmente, enlazando de manera natural los conceptos
elementales con los conceptos más complejos. Asimismo, propugnó el uso de la
lengua materna durante los primeros años de escolaridad en lugar del latín. Sin
embargo, la educación no debía confinarse a la adolescencia, sino abarcar toda
la vida del individuo. Comenius escribió que el estudio tenía que ser
«completamente práctico, completamente grato, de tal manera que hiciera de la
escuela una auténtica diversión, es decir, un agradable preludio de nuestra vida».
También opinaba que la escuela debía centrarse no solo en la formación de la
mente, sino de la persona como un todo, lo que incluiría la instrucción moral y
espiritual.
El
aprendizaje no puede verse desvinculado de la enseñanza, por ello, es
importante evidenciar desde qué posición de enseñanza se analiza. En tal
sentido se asume la concepción de, “enseñar
es organizar de manera planificada y científica las condiciones susceptibles de
potenciar los tipos de aprendizajes que buscamos, es explicitar determinados
procesos en los estudiantes, propiciando en ellos el enriquecimiento y
crecimiento integral de sus recursos como seres humanos (es decir, la
apropiación de determinados contenidos y de ciertos resultados)”.
Teniendo en cuenta nuestra
concepción previa sobre el aprender y enseñar constituye, en general, una
actividad que garantiza la apropiación activa y creadora de la cultura en la
que se intercambian, se recrean y se crean significados, sentimientos y modos
de actuación que permiten comprender (darle sentido) a la realidad objetiva y
subjetiva, y actuar sobre ella para adaptarse y/o transformarla.
Ello facilita y potencia los
aprendizajes desarrolladores (activos, constructivos, significativos,
integradores y enriquecedores) estos propician experiencias afectivas,
estimulan la formación de sentimientos, actitudes, normas y valores que son, en
principio, acordes al ideal de ser humano que persigue la sociedad concreta en
armonía con las necesidades individuales y particularidades de las personas.
La enseñanza, se analiza en
su más auténtica y actual acepción, es evidente que enseñar significa
concretamente prever y proyectar la marcha de ese proceso, imprimiendo una
organización funcional al programa y reuniendo el material bibliográfico y los
medios necesarios para estudiar la asignatura e ilustrarla; de manera que
permita iniciar a los estudiantes en el estudio de la asignatura,
estimulándolos, proveyéndolos de los datos necesarios, orientando su
razonamiento, aclarando sus dudas y fortaleciendo su progresiva comprensión y
dominio de la materia.
Todo ello hace posible que
los estudiantes dirijan sus actividades concretas, apropiadas y fecundas, que
los conduzcan a adquirir experimentalmente un creciente dominio reflexivo sobre
la materia, sus problemas y sus relaciones; al mismo modo que puedan
diagnosticar las causas de dificultad, frustración y fracaso, que los
estudiantes puedan encontrar en el aprendizaje de la materia, y ayudarlos a
superarlas, rectificándolas oportunamente; ayudar a los estudiantes a
consolidar, integrar y fijar mejor lo que hayan aprendido, de forma tal que
sean modificadas sus actitudes y su conducta en la vida; finalmente, comprobar
y valorar objetivamente los resultados obtenidos por los estudiantes en la
experiencia del aprendizaje, y las probabilidades de transferencia de esos
resultados a la vida.
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